Una Mirada a la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) en el bicentenario del Perú

La mirada a la Desnutrición Crónica Infantil (DCI) debe ser una reflexión ético-moral de la sociedad en su conjunto para con los más desfavorecidos. La DCI indica la carencia de los nutrientes necesarios durante un tiempo prolongado, esto retrasa indudablemente el desarrollo del niño(a).  Esto es un grave problema de salud pública que quebranta irreversiblemente el derecho a la vida, el crecimiento y desarrollo, produce daños físicos y deficiencia de aprendizajes que se proyectan por generaciones mermando la productividad y el capital humano de los países.  La DCI representa un indicador del desarrollo de un país y su disminución conlleva a garantizar un correcto desarrollo físico y mental de los niños. El Perú presentó, en el 2020, una prevalencia de desnutrición crónica de 12,1% en niños menores de 5 años. Asimismo, en el área urbana la prevalencia fue de 7,2% y en el área rural fue de 24,8%. Sin embargo, el Plan Nacional para la Reducción y Control de la Anemia Materno Infantil Y la Desnutrición Crónica Infantil había planteado como meta para el 2021 una prevalencia de desnutrición crónica del 6.4%. Por lo que dicha meta no podrá ser alcanzada.

Es evidente que la DCI en la sociedad peruana, es una manifestación de la desidia y la falta de articulación en el abordaje infantil por parte de los responsables de tomar decisiones y ejecutar políticas públicas en bien de este grupo etario; es por ello que las autoridades (distritales, provinciales, regionales y nacional), debe dejar de lado el egoísmo y el individualismo y establecer políticas de salud pública que consideren a la DCI como una forma de exclusión e injusticia, y actuar con energía y urgencia en su solución, a través de la prestación de cuidados con enfoque transdisciplinarios.

 

La infancia, dentro de ello la alimentación infantil, tiene abordaje multisectorial con los diferentes ministerios, por ejemplo el ministerio de Salud (MINSA), con los programas de Crecimiento y desarrollo intrahospitalarios; por su parte el ministerio de Educación (MINEDU), tiene los programas de Educación Inicial y los programas de Intervención Temprana (PRITE) y los desayunos escolares; mientras los ministerios de Desarrollo e Inclusión social (MIDIS), cuentan con el programa Qali Warma y el ministerio de la Mujer y poblaciones vulnerables (MIMP), cuenta con los programas sociales como Cuna más, en su momento Wawa huasi.  Como vemos el abordaje aparece, pero no trabajan de manera sinérgica y cada uno hace sus actividades de manera independiente y no potencian su acción por no trabajar de manera conjunta.

El trabajo de la DCI son obras de la vida que no se ven en el momento, pero trasciende en el tiempo, creando generaciones de cambio.  Es innegable que para erradicar la desnutrición crónica infantil como problema de salud pública es necesario contar con la voluntad política de las decisiones del “gobierno”; pues, ningún problema de salud endémico se ha erradicado solo con conocimientos científicos, más aún si no se modifica positivamente la calidad de vida de las poblaciones socialmente excluidas.   Es prioritario que las Políticas públicas a nivel de la nutrición infantil tengan una visión holística e integradora, entre todos los sectores de gobierno, de tal manera que se disminuyan los porcentajes con DCI, y permitirles a los niños, futuros responsables del manejo de la sociedad peruana una formación saludable, Derecho al cual tenemos todos.

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